5 de enero, 2024
Cargo un corazón roto. Tres han sido las veces que Mochi sale corriendo en un viaje.
La primera vez fue en medio de la nada, hacia el lado de la carretera que descendía a una milpa. Paramos para que él fuera al baño y se soltó de su correa. Corrió al terreno y lo seguí. Al sonar la comida en lo más profundo de la zona, él maulló de vuelta y vino a mí. Nos encontramos.
La segunda vez fue en un terreno vacío, en un lote que terminaba en una cuesta hacia arriba. Quise llevarlo a una esquina a que fuera al baño. Podemos notar un patrón aquí. Logré agarrarlo antes de que escalara demasiado. Cuando ve la naturaleza, algo le pasa que se enloquece.
Es que soy tonto. Mucha suerte había tenido. Esta vez fue el colmo. Le compré una canasta. Iba completamente encerrado. Podía hacerse popó ahí, igual sólo se lavaba. Pero quise ser complaciente. La canasta era precisamente para ahorrarse problemas, pero mi hermana se quejaba de que él se tiraba gases y mi madre pidió que lo sacáramos a que fuera al baño. Ella lo amarró con una cuerda que yo reforcé. La primera vez que escapó se había soltado de una abrazadera… Soy estúpido. Merezco haberlo perdido. Lo he llorado ya más de tres veces.
Dijeron que lo vieron anoche a las 9. Me quedé hoy hasta las 10. No apareció. Le di vuelta al lugar todo el día. Nada. Mañana puedo ir a agotar la última oportunidad de que justo ahora se mueva a un escondite más accesible. Lo que dicen es que cruzó la calle al otro lado de donde lo perdimos inicialmente. No puedo ir ahí, es un terreno cerrado. También han dicho que lo han visto hacer nido en el monte al que originalmente salió corriendo, así que quiero pensar que va a volver ahí. Simplemente no sé dónde estuvo todo el día.
Sólo quiero a mi gato de vuelta. Lo extraño demasiado. Estamos bajo un mismo cielo estrellado. Ahora sonaba la comida y él no maulló. Lo conozco de toda su vida, tres años. Lo obtuvimos el Día de Muertos. Nunca antes había sido tan religioso como ahora. Dios ha de estar harto de mis oraciones, pero no sé qué más hacer. Mi tío W lo comparó a luchar por no perder a un pariente anciano, eventualmente debe aceptarse que se hizo lo que se pudo.
Qué injusto. No lo soporto. Lo odio. Mochi era… Él es único. Me siento asqueroso por la idea de reemplazarlo, y eso que los gatos de mi abuela me quieren mucho.
Hoy tiré accidentalmente su comida bajando del monte y no pude recogerla toda. Temo que él la vea, piense que estoy cerca y maúlle buscándome esta noche. No estaré ahí para él. Es eso lo que me duele: saber que me necesita, que me extrañará, que no es un animal de exteriores, que no tendrá la vida que solía tener, que teme a todo lo que se mueva y que es mi culpa. Me duele todo. Estuve ahí todo el día, desde la mañana, y llegué a casa de mi abuela a media noche. Debo seguir hoy. Tengo que usar lo último que le quede a mi cuerpo y lo último que quede de bondad en los demás.
Dios, Cristo Jesús, por favor déjame ver a mi gato otra vez. Lo siento por no ser una buena persona, por no aprender, por ceder, por ser complaciente y no pensar. Daría tantísimo por tenerlo de vuelta. Y mi esperanza ya se ha marchitado varias veces. A este punto sólo soy masoquista. Te extraño, Mochi.
X I wish that I could turn back time 'cause now the guilt is all mine. X