Ser enviado a morir

Por un miembro de la Unidad Especial GANTZ.

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No. 8

Todos hemos escuchado la paradoja del barco de Teseo. Esta semana uno de mis profesores la formuló de una forma un tanto más moderna, si bien no muy diferente de la original. Si fueras a teletransportarte y pudieran recrearte a un nivel molecular en otro lugar, ¿qué sería de tu alma?

Una cuestión similar se implica en uno de mis manga favoritos, Gantz. En esta historia, algunas personas son transportadas luego de morir a un cuarto de reunión donde la interfaz Gantz luego les envía a cazar alienígenas en la ciudad. Si alcanzan los puntos suficientes podrían salir y vivir su vida normal como si nada, en un juego existencial que se repite cada semana.

La cosa es que teletransportarse es algo muy frecuente en Gantz, al punto en que le llamaría un pilar fundamental cuya importancia sobrepasa el resto de tecnología usada en el transcurso de la historia.

No tarda mucho en que nos demos cuenta que, de hecho, Gantz puede cometer errores y traer a alguien que no ha muerto a la habitación, superponiéndole en la realidad. Son copias; lo que la máquina hace es capturar a una persona en el tiempo, guardarla como información e imprimirla en algún lugar. Así que, en ocasiones caprichosas, dos versiones de la misma persona pueden existir a la vez, completamente idénticas en el momento en el que Gantz les recrea.

Esta temática sólo se toca por encima, junto con las preguntas existenciales de lo que conlleva ser un clon, pero nunca se lo cuestionan sin que hayan irregularidades que les obliguen a hacerlo. Aún así, es obvio que todos los personajes están constantemente muriendo y siendo reemplazados por individuos con cuerpos y memorias iguales hasta el más mínimo detalle, pero no son la misma entidad.

¿O lo son? Es lo difícil de discernir. Si reconstruyeras a alguien en el mismo lugar, ¿podrías hacer el caso de que es la misma persona? ¿Es la continuidad en el espacio-tiempo lo que les otorga la esencia necesaria para identificar a alguien como un ser único? Tal vez aquí variamos un poco de la paradoja inicial, porque en ella se plantea un cambio progresivo, diferencial, en vez de un paso unitario como este en el un individuo existe similar a los pulsos de una señal, apareciendo y desapareciendo en distintos lugares. Se propagan, como un destello.

Quizás los propios personajes no tienen tiempo de cuestionarse este tipo de cosas. Están mucho más ocupados preocupándose con sobrevivir un día más y deben hacer lo que puedan con lo que tienen. Están literalmente enviándolos a morir, después de todo, y los enemigos en Gantz son horrores brutales. Incluso si alguien existe dos veces al mismo tiempo, son sus diferentes desarrollos lo que les distingue como individuos, no su materia. Una captura en el tiempo no es una persona—nosotros también cambiamos, sin que eso nos vuelva alguien más. Nuestras células pueden morir y ser reemplazadas, pero no seremos adultos que parasitariamente crecen sobre niños y les suplantaron en su vida poco a poco. Los niños se desarrollan contra el natural decaimiento de la juventud hasta ser adultos.

Los personajes en Gantz tienen todas para perder, pero son sus intentos y voluntad por vivir lo que les hace quienes son: sus batallas, sus deseos y decisiones. Dispersarse y tener una oportunidad más para exitosamente prolongar su estadía en este mundo no podría de alguna forma negar su esencia, es algo más que se las da. Uno no nace para morir, uno nace para vivir y perdurar.

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