Nos vemos, Vaquero Espacial

Por un compañero de vanguardia.

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No. 13

Para alguien cuya vida ha sido siempre un desfile constante de perder contacto con las personas luego de un corto tiempo, no creo que sea bueno diciendo adiós. Lo que pasa es que la mayoría de despedidas son mudas, silenciosas. Inician a veces como una pequeña pausa para darle espacio a los demás que se extiende más allá de lo previsto. Las personas rondan por ahí y luego pierden de vista lo que antes tenían cerca hasta que no se vuelven sino sólo un recuerdo.

Es por eso que dudo que las despedidas que más duelan son las que se declaran. Cuando hay un entendimiento mutuo de que la vida continua es más fácil seguir adelante. Las ambigüedades son lo que no logras nunca borrar de tu cabeza, las dudas que carcomen la consciencia. Es horrible perder a alguien sin razón alguna. Odio la idea, me aterra.

Aunque eso no ejemplifique mi caso, creo completamente que hay que darle siempre un buen cierre a las cosas. Disfruté mucho trabajar en este volante por todo el transcurso del periodo. Desde un inicio fue algo que hice por diversión, y debo decir que estoy satisfecho. ¿Lo haría de nuevo? No lo sé aún, pero lo hice una primera vez y soy feliz con ello.

Este periodo he conocido gente y he podido juntarme más con gente que me agrada. Puedo decir que vale totalmente la pena todo el trabajo y el estrés si puedo compartir mi tiempo con otras personas. Me he dado cuenta en los últimos días que no existe gente que finge y gente que no, o gente a la que le importan las cosas y gente a la que no; lo que hay es sólo gente distinta.

Lo que esto ha significado para mi objetivo principal de aprender las virtudes de ser no tener vergüenza es que más allá de tomar una nueva persona y adoptarla, es a través de la familiaridad que he desarrollado la comodidad necesaria para hablar de lo que a mí me importa. En otras palabras, se vuelve cada vez más fácil. Acostumbrarse es la clave para ser bueno en algo, incluido decir adiós.

Me decanto por terminar este proyecto aquí. Creo que fue un experimento interesante, y a pesar de que tengo ideas por si se me apetece mover este espacio a un blog, no es algo que tenga en mente en este momento. Puede que esto me haga sonar retirado o desinteresado, pero no es cierto. El valor que este volante tuvo en mí es más que sólo su utilidad como plataforma creativa.

Toda relación tiene un valor intrínseco. Toda experiencia sirve y te enseña algo, pero más que sólo eso vale por su cuenta. ¿Es por eso que necesariamente tiene que ser triste la separación entre dos personas? Muy posiblemente.

Cabe aclarar que esto no quiere decir que deba lucharse contra el curso natural de las cosas, sólo debe apreciársele. Lo que debe ser breve, que lo sea. No tiene punto arrastrar un caballo muerto creo yo, es mejor enterrarlo y ya. Quien por cuenta propia decida encerrarse en el pasado tendrá que lidiar con siempre cargar ese peso.

Todo lo bueno tiene un final, y en ocasiones lo mejor puede ser el final. Después de todo, es por la catarsis, por el clímax, por la satisfacción de llegar al destino que cualquier cosa tiene un inicio en primer lugar.

Muchas gracias por su atención a todos quienes leyeron aunque sea un número. Espero les haya gustado, y les deseo la mejor suerte en todo lo que venga de aquí en adelante. Sepan que si logré inspirarlos a escribir, decir algo o siquiera a pensar, estamos entonces enlazados al menos de la más mínima forma, y con eso basta. Así puedo despedirme como de un amigo y seguir en paz.

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