Imaginar el Quijote como un anime es gratis

Por un descarado que ha leído sólo la primera parte.

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No. 2

Absolutamente nadie puede detenerte si quieres leer un libro e imaginar los personajes como caricaturas. Créanme, lo he puesto a prueba. Estoy convencido de que no soy el único enfermo que encuentra gracioso comparar los clásicos con obras distantes por siglos, pero es que resulta demasiado sencillo hacer esto cuando el humano no ha dejado de contar las mismas historias desde los mitos hasta el día de hoy.

Virgilio, Publio. La Eneida.

Sin embargo, a diferencia de simples paralelismos que inevitablemente surgen de la ocurrencia, hay libros que, adelantados a su tiempo, no resultarían fuera de lugar perteneciendo a un contexto distinto. Uno de mis ejemplos favoritos es cómo El guardián entre el centeno tiene todos los elementos para ser una novela ligera japonesa, con lo que eso implica1. Y un ejemplo un poco más descabellado es la primera novela moderna, Don Quijote de la Mancha, estando estructurada de manera sorprendentemente similar a un anime de comedia—o al menos hasta donde yo llegué.

Probablemente es una burda simplificación, pero a lo que me refiero con esto es que sabiendo muy bien de qué trata el libro, se puede extraer de su primera parte una formula que Cervantes utiliza para las aventuras del caballero andante. Cada uno de los sucesos de esta mitad pasan de manera episódica, razón por la que el libro ahora se divide en capítulos. Aquí vemos una recurrencia en la que Don Quijote, con sus delirios de caballería, se encuentra con personas comparables por sus experiencias vividas a personajes de distintos géneros narrativos, a los que la historia termina por desmitificar bajo el concepto de que en la vida real las cosas no van como lo harían en un libro. Así tenemos situaciones parecidas a aventuras caballerescas, tragedias románticas, engaños picarescos y demás tópicos que terminan mal para quien trate de obrar según estereotipos idealizados. Es una parodia.

Creo que mi parte favorita y donde por primera vez pensé en que el libro funcionaría como serie anime (de entre los 80s y 90s) fue cuando se inicia una nueva aventura por la revelación de Don Quijote de que los enamorados deben volverse locos al menos una vez, a lo que procede a desnudarse en el bosque y “fingir” locura. Lo que es aún más divertido es que haciendo esto, por pura casualidad, se topa con alguien más haciendo lo mismo, un hombre con el corazón roto por una red de malentendidos al estilo barroco. Es este tipo de coincidencias en las que el grupo de personajes principales se conocen de manera simultanea con las parejas envueltas en un embrollo lo que recuerda a antiguas tramas de Pokémon o al humor situacional de Urusei Yatsura y Akira Toriyama. Es más, una vez se desencadena esta aventura, el resto de la primera parte es todo este arco que le da por cierre, antes de poder seguir con una segunda parte más seria que sí posee la conclusión definitiva. ¿Acaso esto no es el cliché de “Se volvió seinen de pronto”? ¿Cuántas veces no hemos tenido que esperar por una segunda temporada para ver el final? Don Quijote es un anime, no en medio, pero sí en espíritu.

Algún día lo voy a continuar. Me gusta aunque sea pesado de leer. Cervantes podría llamarme loco, pero lo he visto bastante callado desde que salió Haruhi Suzumiya a responder que la vida sí es un anime después de todo.

1. Protagonista inmaduro de cabello exótico que narra una historia juvenil corta de pocos eventos y mucha introspección, entremezclando sus opiniones y filosofías personales de manera directa e informal. Ha sido prohibida en escuelas estadounidenses por su lenguaje profano y por la ya famosa teoría de que la relación de Holden con su hermanita es tal vez demasiado cercana.

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